Hace unos días estuve en San Baudelio, una ermita perdida en la provincia de Soria.
Cuando digo perdida significa que desde un montículo que hay detrás de ella ves kilómetros a la lejanía sin absolutamente nada hecho por el hombre, es más se pierde hasta la carretera que conduce a la iglesia y la verdad esa sensación que no haya modificaciones antrópicas me gusta, el imaginar un paisaje inalterado por la presencia humana, imaginarme ese mismo paisaje hace cientos de años, aunque evidentemente no sería el mismo.
Una vez dentro de la iglesia impresionan sus proporciones, relativamente pequeña, pero de considerable altura, con una enorme columna central que se abre en nervios formando la bóveda y dando aspecto de una palmera.
Una serie de arcos sobre columnas recuerdan, en cierta forma, la mezquita de Córdoba, como un pequeño bosque pétreo. Evoca un gran misterio dando paso además a una gruta donde se supone pasaba el tiempo un eremita.
Pero lo que más impresiona es toda la superficie policromada, no en vano es llamada la capilla Sixtina del mozárabe, digo que estaba porque estas pinturas fueron arrancadas, llevadas y repartidas por distintos museos de los Estados Unidos.
Realmente una pena quien tomara la decisión de despojar de su decoración en 1926 a un monumento nacional (1917). Ya en los años cincuentas se quiso arreglar algo y partes de las pinturas fueron cambiadas por un ábside de una iglesia románica de Segovia; pero en este trasiego las pinturas fueron a parar al Museo del Prado.
Qué diferencia ser pintura, objeto, documento o ciudadano catalán al resto de España. ¿Volverán algún día a Soria estas pinturas? ¿volverá algún día la lex Flavia a Málaga? Lo dudo , no somos catalanes.
Yo tampoco creo que vuelva la Lex a su ciudad...
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